El miedo a José Antonio Kast

El miedo a José Antonio Kast
 Por: Fernando Rodríguez G.



Desde que José Antonio Kast, decidió dejar la UDI, para hacer viable una nueva forma de hacer política, no han sido pocos, los que desde la centro derecha inicialmente, “despreciaron” sus innegables capacidades y por sobre todo, la propuesta de llevar a cabo un proyecto de Alta Política, esto es, realizar la “cosa pública” en una sintonía consecuente entre lo que se piensa, se habla, se escribe y finalmente se realiza.

Para nadie es un misterio que la evaluación de la ciudadanía hacia la clase política es pésima y no logra encantar a la inmensa mayoría, según muestran una y otra vez, diferentes encuestas en los últimos años, cuyos guarismos de desaprobación, realmente que no son para enorgullecer a nadie.  Muy por el contrario; la actividad de los políticos, junto a los jueces de la república, son sin duda alguna, los peores evaluados por los chilenos.
Los factores pueden ser muchos, pero entre ellos me atrevo a mencionar algunos que, sin ser dueño de la verdad, no admiten dos opiniones distintas si ésta es seria; como por ejemplo los altos índices de corrupción, abusos de poder, prebendas que rayan el límite de lo aceptable, falta de transparencia en su accionar, clientelismo, nepotismo, amiguismos, entre otros tantos factores que sería largo enumerar.
José Antonio Kast, representa precisamente lo que la ciudadanía espera de sus dirigentes políticos, aun si no se piensa como él.  Es decir, es muy probable que miles de chilenos, no concuerden con su ideario político, pero sí están muy de acuerdo en que se debe terminar con la forma actual de realizar la política y que ésta sea siempre en aras del bien común, eliminando de raíz en la medida de lo posible, una serie de males que hoy nos azotan y nos afecta a todos, como lo es, principalmente la corrupción, la falta de transparencia y coherencia con la situación real que vive la inmensa mayoría de los chilenos, con excepción obviamente, de nuestra privilegiada clase política.
Terminada la primera vuelta de la elección presidencial del año 2017, José Antonio Kast, no vaciló ni un solo instante en desplegar sus mejores esfuerzos personales y económicos en pos de la candidatura de Sebastián Piñera, quien debía medirse en un balotaje con el candidato Guillier, sin pedir nada a cambio. Lo hacía mirando exclusivamente los más altos intereses del país, ya que era un convencido que entre las alternativas que estaban sobre la mesa, Piñera representaba lo mejor para Chile.
Es que el adversario político de Kast nunca ha sido la centro derecha como hoy algunos livianamente sostienen.  El adversario político de Kast siempre ha sido la izquierda y nunca la coalición Chile Vamos. Obviamente tiene matices, como existen por lo demás, al interior de cada una de las colectividades que conforman la coalición del actual gobierno.
Asimismo, desde un principio, Kast sostuvo que mantendría su libertad e independencia frente al gobierno, destacando con fuerzas sus aciertos y representando sus desaciertos, como lo debería hacer cualquier político serio y responsable. Por lo demás, nadie puede dudar que sus eventuales críticas, son en primer lugar honestas, bien expresadas, sin ofensas, sin eufemismos, sin insultos y menos tomando posiciones de extrema derecha como sostiene el Presidente de Evopoli.
Hace unos días, la Primera Dama, Cecilia Morel tuvo desafortunadas expresiones respecto de Kast, luego el Presidente Piñera y a continuación, algunos dirigentes de Chile Vamos.  Lo anterior, demuestra en primer lugar una deslealtad que no se logra entender, pues Piñera y su gobierno, le deben mucho a Kast y a sus adherentes, al haber ganado la elección con los márgenes que es por todos sabido, sin contar del hecho innegable, que fueron miles de ciudadanos que en primera vuelta votaron a contrapelo por Sebastián Piñera, para “asegurar” el triunfo de la centro derecha, siendo partidarios declarados de José Antonio Kast.
Hoy lo tratan como si fuera un leproso, se sugiere que congresistas de Chile Vamos, no tengan cercanía con él.  ¿A qué le temen?
Creo que le temen por su transparencia, por su forma honrada y abierta de hacer política, por su consecuencia entre lo que dice y hace.  Porque abiertamente dice: “si Ud., no está de acuerdo con mi manera de pensar, no me de su sufragio”.  Le temen porque el efecto Trump, en EE. UU.; el efecto Bolsonaro en Brasil, se puede replicar en Chile y esa situación les preocupa y mucho.  Le temen, porque habla con la verdad y no obliga a nadie respecto de sus creencias valóricas, políticas, religiosas, sociales. 
Lo que sucede, en mi opinión, es que los chilenos ya se están cansando de aceptar de buenas a primeras que no hayan cambios sustanciales en la conducta de los políticos; se están cansando de los abusos de todo tipo que a diario tomamos conocimiento, aun siendo legales, que comenten continuamente los congresistas; se están cansando que los representantes se deban a ellos mismos y no a sus electores, se están cansando que el nepotismo siga vigente, se están cansando que se haya elegido un gobierno de centro derecha y  éste da la impresión que está arrodillado a la izquierda corrupta y fracasada. 
Por ello, acusan en forma grosera a Kast de pertenecer a una extrema derecha, lo cual no es efectivo y lo ha dicho en todos los tonos; sin embargo, la centro derecha comete un error político de proporciones, al adjetivarle etiquetas no ciertas y lo único que están haciendo es polarizar aún más a este sector de la ciudadanía y por supuesto, potenciando lo que Kast representa y eso, los tiene molesto en grado máximo. 
El Presidente de Evopoli sostiene que es José Antonio Kast, quien divide a la centro derecha, lo cual no tiene asidero alguno, toda vez que Kast es de derecha, y por tanto mal puede estar dividiendo a un sector que le es cercano y que apoya en los hechos con su voto.  Más divide a la centro derecha los propios dirigentes del conglomerado de gobierno y principalmente Evopoli y de ello hay pruebas irrefutables a lo largo de estos nueve meses de gobierno.
Estas declaraciones y actitudes insensatas respecto de la figura de José Antonio Kast, por parte de altos funcionarios de Gobierno, partiendo por S.E. el Presidente de la República, la Primera Dama y presidentes de los partidos de Chile Vamos, deben terminar a partir de ahora y no tomar la infantil conducta de hacerle la “ley del hielo”, pues lo único que lograrán será que Acción Republicana  y su líder natural e indiscutido, siga creciendo y lo que es peor, que muchos adherentes a ese movimiento político y social, no estén dispuestos a votar por candidatos de Chile Vamos en las próximas elecciones municipales, gobernadores y congresistas.   Kast, cada día gana más adherentes a su ideario político y eso no se revierte con la descalificación sistemática de la cual es objeto.  Por el contrario, produce una reacción inversa y es bueno entonces, que la dirigencia de Chile Vamos, lo aquilate en su justa medida, si no quiere seguir perdiendo representación popular en el Poder Ejecutivo y Legislativo.

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